martes, 8 de junio de 2010

CONTAMINACION EN PARQUES

La convivencia del hombre con los animales
de compañía predispone a la ocurrencia
de una serie de enfermedades zoonóticas
(Soulsby, 1987). Dentro de éstas, se encuentran
las zoonosis parasitarias como la
Toxocara canis y la Toxocara cati, parásitos
cosmopolitas que pueden causar problemas
de toxocariasis en el humano, especialmente
en infantes (Acha y Szyfres, 1989).
El ciclo vital del Toxocara canis es
complejo, existiendo cuatro formas de transmisión
en los perros: prenatal, calostral, directa
y por hospederos paraténicos. A diferencia
del T. canis, la contaminación con T.
cati no implica infección prenatal pero si
lactogénica y por hospederos paraténicos
importantes. Las formas de LMV (larva
migrante visceral) y LMO (larva migrante
ocular) se presentan en el humano y se deben
principalmente a la ingestión de huevos
larvados con el segundo estadio de Toxocara
sp. (Atías, 1994; Leguía, 1996) que se encuentran
diseminados en la tierra y césped
de los parques públicos (Georgi y Georgi,
1994).
Se dispone de información sobre grados
de contaminación de Toxocara sp. en
parques públicos de ciudades importantes.
Así, se reporta que el 25% de parques se
encontraba contaminado en la ciudad de
Birminngham y el 27% en Londres (Borg y
Woodruff, 1973), el 16% en Illinois (Paul et
al., 1988), el 17% en Basrah (Mahdi y Ali,
1993), el 15% en Jordania (Abo-Shehada y
Herber, 1984), el 63% en Tokushima
(Shimizu, 1993) y el 42% en La Habana
(Dumenigo y Gálvez, 1995). En el Perú, los
primeros estudios realizados por Guerrero
(1975) en parques públicos de Lima Metropolitana
dieron un resultado de 24%. Estudios
posteriores señalaron niveles de contaminación
del 37% de los parques de la Provincia
Constitucional del Callao (Velarde,
1999), 30% de los parques públicos de los
distritos del Cono Sur, 41% de los parques
del Cono Este de Lima (Serrano et al., 2000)
y 30% de los parques del Cono Norte (La
Rosa et al., 2001).
La alta prevalencia de Toxocara sp. en
perros y gatos, el gran número de huevos que
éstos eliminan y su gran resistencia al medio
ambiente, principalmente en suelos húmedos,
favorecen su supervivencia y contribuyen a
la contaminación del suelo, el cual constituiría
la principal fuente de infección para el
hombre (Acha y Szyfres, 1989). En el Perú,
Morales, en 1983 (citado por Reyes et al.,
1999), determinó que el 70 % de perros de la
zona de Lima Metropolitana estaban infectados
por Toxocara sp.
El presente estudio tuvo por objetivo
hacer la evaluación del grado de infección de
los parques públicos de Lima Oeste como
parte final del proyecto de evaluación parasitaria
de las grandes áreas de Lima Metropolitana
llevada a cabo por el Laboratorio de
Parasitología de la Facultad de Medicina Ve terinaria
de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos.
El presente trabajo evaluó la contaminación
de los parques públicos de la zona Oeste
de Lima Metropolitana (Breña, Jesús María,
La Victoria, Lima, Lince, Magdalena del Mar,
Miraflores, Pueblo Libre, San Borja, San Isidro,
San Luis, San Miguel y Surquillo).
La recolección de muestras se realizó
en el periodo de abril-agosto de 1999, donde
se registró una temperatura mínima de 16 °C,
una temperatura máxima de 20.4 °C y una
humedad relativa media de 87 a 94 %
(SENAMHI, 2002). El método de recolección
de muestras y el análisis de las mismas se
hizo siguiendo el protocolo de trabajos previos
(Velarde, 1999; Serrano et al., 2000; Cajas,
1999; La Rosa et al., 2001).
El tamaño muestral (123 parques) se
determinó usando la fórmula para proporciones
en poblaciones finitas (Daniel, 1996). Este
número se estratificó teniendo en cuenta el
número de parques por cada distrito, realizándose
un muestreo al azar simple.
Para determinar la viabilidad de los huevos
obtenidos de los parques positivos, estos
se incubaron en una solución de bicromato de
potasio al 2.5 % por 30 días, con el fin de
obtener huevos larvados. Posteriormente,
1,500 de estos huevos fueron inoculados vía
oral en cuatro codornices, mientras que otras
cuatro se mantuvieron como grupo control.
Las codornices se sacrificaron a las 24 horas,
5, 7 y 10 días post infección, con el fin de
hallar posibles lesiones hepáticas, pulmonares,
etc. La presencia de larvas en las vísceras de
las codornices se determinó por el método de
Baermann.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los resultados mostraron que el 63 ± 9%
de los parques públicos de la zona de Lima
Oeste se encontraban contaminados con huevos
de Toxocara sp. El distrito más contaminado
fue Breña, donde los cuatro parques
muestreados resultaron positivos, en tanto
que el distrito menos contaminado fue
Surquillo con el 25% de sus parques contaminados
(Cuadro 1).
En trabajos previos llevados a cabo en
Lima Metropolitana utilizando un protocolo
de trabajo similar, se encontraron prevalencias
de 29% de parques públicos contaminados
en el cono Sur de Lima (Cajas,
1999), 41% en el Cono Este (Serrano et al.,
2000), 34% en el Cono Norte (La Rosa et
al., 2001) y 37% en los parques de la Provincia
Constitucional del Callao (Velarde,
1999). En el presente trabajo, el 63% de contaminación
fue el más alto debido posiblemente
a que en el Cono Oeste de Lima se
encuentran muchos parques ubicados en
zonas de estratos socioeconomicos más altos,
en comparación con otras áreas de Lima.
Esto se puede traducir en una mejor conservación
de sus parques, con tierras húmedas,
umbrosas, coloidales y compactas, que hacen
un habitat adecuado para la viabilidad
de los huevos del Toxocara sp., en contraste
con parques más descuidados con terrenos
secos, blandos y arenosos.
En el Cuadro 2 se muestra el porcentaje
de parques contaminados, según su estado
de conservación. Se nota que los parques
en mejor estado de conservación eran
los más contaminados (71% de prevalencia).
La estructura y composición del suelo juegan
un papel muy importante, sobre todo en
aquellos parques bien conservados, cuya
vegetación mantiene condiciones suficientes
de humedad y microclimas favorables para
el desarrollo de los huevos de Toxocara sp.
Años atrás, Buitrón (1976) encontró una prevalencia
elevada de contaminación en áreas
con gran número de jardines, áreas de cultivo
o huertos, pero en aquellos sectores sin
jardines o aquellos terrenos áridos no se obtuvo
ninguna muestra positiva. En México,
Vásquez et al. (1996) demostraron que los
jardines caseros estaban más contaminados
(16.9%) que los parques públicos (10.9%).

El agua

El agua es un recurso escaso, pero de importancia vital para la sociedad y la naturaleza, ya que forma parte, en un tanto por ciento elevado, de la constitución de todos los seres vivos. De todo el agua existente en el planeta, sólo una pequeña parte es aprovechable por la sociedad, y por la mayor parte de la naturaleza.
El agua es un recurso que proporciona energía y vida. La peculiar forma de vida humana, en grandes ciudades escasas de agua, y las técnicas de producción son grandes consumidoras de agua, lo que exige la creación de grandes infraestructuras, como embalses y conducciones de distribución del agua, tanto aéreas como subterráneas. Incluso, se puede llegar al trasvase de agua entre cuencas hidrográficas.
De todo lo disponible, el 80% del agua se utiliza en la agricultura de regadío, que se contamina poco, dependiendo de los abonos químicos que se hayan utilizado. El 14% del agua lo utiliza la industria, que es altamente contaminada. Y el 6% restante lo utiliza la ciudad, y también está muy contaminada una vez que se ha utilizado. Frecuentemente, parte del agua disponible se pierde a causa de las malas conducciones. Se puede perder hasta el 40% del total embalsado.
El agua de las ciudades y de la industria, pero también en algunos casos de la agricultura, está contaminada por productos difícilmente degradables, como los aceites o los detergentes. Estos productos se vierten en los ríos, con lo que se disminuyen las proporciones de oxígeno. Algunos productos pueden actuar directamente de veneno para algunas especies que viven en el agua, o que la utilizan, es el caso de la contaminación por mercurio y otros metales pesados. Estos productos, a través del agua, se depositan en los suelos y entran a formar parte de la cadena trófica y la alimentación humana.
Los agentes contaminantes alcanzan otros ámbitos a través de los ríos. Debido a las dimensiones de la contaminación han llegado a perjudicar, gravemente, mares enteros, comprometiendo el equilibrio ecológico de ellos, de su entorno y de todo el planeta.

El aire

La contaminación del aire resulta muy fácil. Su problema, real, comienza con la utilización masiva de combustibles fósiles en la industria y la automoción. Las ciudades son lugares en las que las concentraciones de partículas contaminantes son especialmente elevadas, junto con los grandes centros industriales. El régimen de vientos expande las partículas por todo el globo, pero es en los países industrializados donde mayor incidencia tiene la contaminación del aire. Estas partículas (CO2, SO2) se precipitan, mezcladas con el agua de lluvia, formando ácido clorhídrico y sulfúrico, y dando lugar a la lluvia ácida, de efectos tan perniciosos para las biocenosis, al proporcionar un agua no apta para ser consumida por los seres vivos.
Las consecuencias de la contaminación aérea en el clima global están por determinar, puesto que si, por un lado, parece que hace disminuir el brillo del sol, por otro, parece que hace aumentar el efecto invernadero. Las series de estudios al respecto son aún demasiado cortas para llegar a conclusiones definitivas, aunque parece que apuntan en el sentido del calentamiento global del clima. O al menos, si no son su causa si parece que puedan acelerar el proceso.

El suelo

El uso del suelo es otra de las características de la intervención humana en el medio, desde la reserva de espacios para su uso exclusivo, como en las ciudades, la industria, las comunicaciones o la agricultura, hasta su degradación general a través de la contaminación coloidal, por la lluvia ácida o la utilización en la agricultura de abonos químicos nitrogenados. En la agricultura, el cultivo de una sola especie le hace perder los nutrientes necesarios para su crecimiento, y dificultan también el desarrollo de otras especies, con lo que se disminuye la variedad de las plantas.
Además, la deforestación y los incendios favorecen la pérdida del suelo, sobre todo si es heredado de condiciones ecológicas antiguas, de una manera irrecuperable. La erosión del suelo, a la que se ve sometido por la desaparición de la cubierta vegetal, es generalizada en todo el mundo, pero sobre todo en las regiones de tránsito ecológico.
La sociedad, en suma, incide sobre el paisaje transformándolo y modificando su funcionamiento, para obtener de él los recursos necesarios que permiten el desarrollo económico, pero sin que el medio se vea expoliado hasta su desaparición. La manera y la velocidad con la que se extraen esos recursos es lo que provoca los desequilibrios.

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